Candidato del PT, depredador urbano

CIUDAD SAHAGÚN, Hgo.- (Enero 27, 2008) A pesar de la denuncia ministerial que enfrenta el candidato del PT, Apolonio Miranda Díaz, quien pagó a una dupla de graffiteros para destruir propaganda del PRI, toda vez que es inculpado por las autoridades locales de incitar el vandalismo sobre inmuebles municipales, el petista anunció que realizará el segundo concurso de “arte urbano”, como se le denomina a este tipo de género plástico.

El pasado primero de noviembre, las bardas de Ciudad Sahagún, especialmente las que se ubican sobre el Paseo Fray Toribio de Benavente, y que son parte del patrimonio municipal, sufrieron la presencia de varias decenas de graffiteros de Puebla, Tlaxcala, Estado de México e Hidalgo.

Ese domingo se dieron cita para participar en un concurso organizado por el entonces regidor del PT de Tepeapulco, Apolonio Miranda Díaz, quien hoy busca una curul en el Congreso local.

En el sitio conocido como Plaza Ágora, llegaron alrededor de 40 artistas de la calle para concursar por uno de los tres primeros lugares, dotados de mil, 500 y 250 pesos, que se entregaron a los mejores graffitis.

Para Apolonio Miranda, el evento fue propicio para brindar espacios de expresión a los jóvenes.

En ese entonces, el representante popular aseguró que esta serie de actividades se realizarían consecutivamente.

“Cada mes haremos este evento. Sus obras estarán un mes y después se blanquearan las bardas para que vuelvan a pintar al mes siguiente, y así”, explicó.

Y lo cumplió, porque será este próximo fin de semana cuando se lleve al cabo la segunda competencia de graffitis −“Xtreme Graffiti 2008”−, según anunció Apolonio Miranda a este reportero a través de una llamada telefónica vía móvil.

El problema es que, tal como en noviembre, Apolonio Miranda utilizará nuevamente las paredes de edificios públicos para realizar esta clase de pintas, pero sin el permiso de las autoridades.

Debido a ello, el Ayuntamiento de Tepeapulco, que preside el alcalde Odilón Sánchez Silva, ya estudia el cause legal con el que se interpondrá una nueva denuncia ante las autoridades judiciales contra Apolonio Miranda Díaz.

Inclusive, el evento, en caso de realizarse, podría dar lugar a la detención de decenas de graffiteros, los mismos que se han encargado de contaminar el entorno visual de la ciudad.

Pero en caso de que el candidato del PT decida no efectuar el concurso, de todas formas enfrentará acusaciones por infringir el Código Penal e incitar el vandalismo y la depredación urbana, de acuerdo a fuentes oficiales.

El graffiti, arte ilegal

Al mirar por la ventana, andar en las calles, o en la pared de tu casa está presente. Ha inundado México y algunas personas le tienen pavor; otras no lo entienden y otras más lo borran: el graffiti.

Oficialmente, el graffiti es ilegal, anónimo y egocéntrico. Una disciplina temporal, que espera por ser borrada o demolida.

El graffiti nace como un arte ilegal, por estar realizado en propiedades privadas y sin permiso.

A los graffiteros no les importa. Ellos sólo quieren dejar su marca. Aquí, toda la cultura que esconden los muros de colores.

No obstante, el movimiento graffitero es una de las manifestaciones artísticas populares más sorprendentes de este siglo, sin que nada semejante iguale su presente dimensión a lo largo de la historia.

Pero, si bien es cierto que en México las oportunidades de los jóvenes para expresarse son casi nulas, también es verdad que nadie puede obrar al margen de la ley, como suelen hacerlo los graffiteros, y no en menos ocasiones, sus patrocinadores.

Hace unos años comenzó un proyecto, por parte del gobierno que encabezaba Andrés Manuel López Obrador en el Distrito Federal, para brindar a los graffiteros espacios para pintar, a pesar de que su propia legislación lo prohíbe, como en la mayoría de las entidades del país.

Sin embargo, parece que no ha sido suficiente debido la gran cantidad de decoradores callejeros que realizan esta actividad fuera del orbe capitalino.

Como se ve, hoy, tanto autoridades que actúan impulsados por la impunidad, como los denominados “artistas de la calle”, suelen viciar los espacios públicos a cambio de popularidad, de la búsqueda de reconocimiento, salir del anonimato, de la masa, dejar constancia de su paso por la vida. Aunque se trate de vidas vacías y sin rumbo.