viernes, 2 de noviembre de 2007

Policía Ministerial, distrae su ineptitud

CIUDAD SAHAGÚN, Hgo.- (Octubre 20, 2007) Un sinnúmero de actos violentos suscitados en el último año, demuestra como la Policía Ministerial, Grupo Sahagún, ha sido rebasada inminentemente por el crimen. Y en ese renglón, la dependencia no hace otra cosa que justificar su ineficiencia, y a veces, hasta levantar “cortinas de humo” para distraer su ineptitud.

La prueba, lo ocurrido hace una semana. El agente del Ministerio Público de Zacualtipán, avecindado en Ciudad Sahagún, Alexis Mellado Madrid, como se identificó ante este diario, y el jefe de Grupo, Carlos Ramírez Venegas, con aliento alcohólico, acusaron al delegado regional de la Secretaría de Seguridad Pública, Daniel Lozada Juárez, de haber “manipulado” el lugar donde ocurrió un suicidio.

Aseguraron que Lozada Juárez levantó el arma con el que se propinó un tiro el ex agente ministerial Roberto Cortés Mendoza e intentó embalarla en una bolsa de plástico. Luego, señalaron que pisó el lago hemático, dejando huellas por todos lados.

Aquí, el celo y profesionalismo de los ministeriales es insoslayable.

No obstante, testigos confirmaron que antes de la llegada de las autoridades policíacas, varios familiares y vecinos intentaron auxiliar al lesionado, quien todavía daba signos de vida. En seguida arribaron cuatro socorristas de la Cruz Roja. Todos maniobraron sobre la escena del evento.

Pero qué decir de otro acontecimiento: el secuestro de Nancy Samaniego Andrade, ocurrido el 19 de mayo de 2006. A las 19:20 horas de ese día, un grupo armado de cinco sujetos interceptó el vehículo que conducía la joven empresaria, a pocos metros de su oficina. Los delincuentes y la víctima desaparecieron sin el menor indicio de su paradero.

La única prueba del plagio era un carro marca Toyota, tipo Yaris, color rojo, con placas de circulación PNB-2171, del estado de Michoacán. Estaba a la deriva con una portezuela abierta y el tablero de los controles encendidos, en medio de la calle Tasquillo.

A las 21 horas, el jefe de Grupo, Carlos Ramírez, acompañado de tres agentes, llegaron al lugar. Iban ebrios. Empezaron las pesquisas. Dejaron sus huellas por todas partes del carro de la mujer. Esculcaron un bolso y tomaron un teléfono celular alojado en su interior. Tocaron los cristales del automóvil y movieron algunos objetos del sitio original del crimen, antes que los peritos y el agente del Ministerio Público.

Cerca de las 21:35 horas, el director de la Policía Ministerial de Hidalgo de ese entonces, Ricardo Reyes Monzalvo, llegó acompañado de amigos y familiares de la víctima. Solicitó un informe a sus subordinados aún perturbados por el alcohol y preguntó por el comandante Gustavo Reyes Hernández, quien arribó a las 21:50 horas, también, en evidente estado etílico.

Tres mese más tarde, la joven mujer fue liberada, sana y salva, durante las primeras horas del lunes 14 de agosto, como dieron a conocer fuentes cercanas a la familia. Sin embargo, la liberación no fue resultado del trabajo de la Policía Ministerial, sino de la voluntad de la familia por cumplir las demandas de los delincuentes.

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