sábado, 3 de noviembre de 2007

Muere la industria de las “calaveritas”

TEPEAPULCO, Hgo.- (Noviembre 2, 2007) Uno de los dulces tradicionales de esta temporada son, sin duda, las “calaveritas” de dulce, que se identifican usualmente con una amplia diversidad de nombres para el gusto de los consumidores.

La producción de estos dulces típicos ha menguado significativamente durante los últimos años ante la envestida de los mercados extranjeros, principalmente proveniente de los Estados Unidos, con una presentación más atractiva y económica. Las tiendas transnacionales han contribuido seriamente en impactar este tipo de industria artesanal.

No obstante, las “calaveritas” todavía son una tradición en la cultura mexicana y existe toda una variedad de diseños y exquisitos sabores, entre las que predominan las de amaranto, chocolate, gomita y hojuelas de maíz. Pero la que más se vende y sigue al frente de nuestras tradiciones es la de azúcar.

Durante un recorrido en mercados y puestos ambulantes colocados a las afueras de los centros de abasto y panteones, los vendedores opinaron que la elaboración de “calaveritas” sigue siendo un negocio redituable, a pesar de la falta de apoyo a esta industria, que en la mayoría de los casos, es integrada por numerosos núcleos familiares.

Algunos comerciantes del estado Hidalgo, México, Puebla y Tlaxcala, expusieron a este diario que “si existieran proyectos oficiales para impulsar esta industria, se crearían importantes fuentes de empleo”.

Explicaron que “las jornadas de trabajo durante la temporada alta son difíciles, en las que se trabajan entre 16 y 18 horas para poder cubrir la demanda de los productos, donde se llegan a entregar pedidos de 20 mil a 30 mil piezas”, expresaron los artesanos.

En el proceso de elaboración se utilizan moldes de barro, a las que se agrega el azúcar fundida, que al enfriarse se cristaliza, cuya inversión asciende a un promedio de 750 pesos diarios, destinados a la compra de gas y la materia prima para el diseño y decorado de los simpáticos cráneos.

Para sostener el negocio, los entrevistados abundaron que las familias ocupadas en esta tarea no tienen mejor opción que aumentar la distribución de las “calaveritas”, a la espera de que los consumidores no “entierren” los dulces tradicionales, que “siguen preservando las raíces de nuestras costumbres tan típicas y únicas en el mundo”.

No hay comentarios: