viernes, 2 de noviembre de 2007

No existe registro confiable sobre criminalidad

CIUDAD SAHAGÚN, Hgo.- (Octubre 17, 2007) Como marco, el suicidio del ex agente ministerial ocurrido la noche del sábado en una de las zonas más populares de esta localidad dio la nota otra vez sobre el recalcado tema de la inseguridad.

Esa noche, varias personas abordaron al enviado de esta agencia informativa para exigir que las autoridades pongan mayor interés en garantizar la seguridad de la población.

Aun cuando la inmolación de Roberto Cortés Mendoza no afectó físicamente a más personas que a su propio cuerpo abatido por un disparo que él mismo se propinó en la cabeza, algunos curiosos que se arremolinaron en la escena del crimen opinaron que “el simple hecho de escuchar una detonación cerca de mi casa o saber que hay un muerto a la vuelta de la esquina, es suficiente para perder el sueño y la tranquilidad”.

“Hoy cualquier tipo puede pasearse por las calles con un arma escondida entre sus ropas, convirtiéndolo en un homicida potencial, que tarde o temprano utilizará para amenazar la vida de las personas, sin la inteligencia de la policía”, argumentó un vecino. “Que bueno que en este caso todo terminó en un suicidio y no en un homicidio”, reiteró.

Pero lo cierto es que pese a ello, existen serios inconvenientes en utilizar las cifras oficiales sobre criminalidad para realmente conocer la magnitud y evolución de dicho problema en el municipio de Tepeapulco.

El principal de ellos es la subdeclaración de delitos.

Esto se refiere a los crímenes que no se reportan por la poca confianza de los ciudadanos en la procuración de justicia y ocasiona, en consecuencia, a que menos delincuentes sean consignados.

Otro grave problema es la excesiva burocracia de las instituciones, la cual impone barreras que obstaculizan la declaración y da por resultado que no se persigan delincuentes por la falta de registros de un gran número de crímenes.

Por lo anterior, el problema de utilizar el número de presuntos delincuentes como una medición de la criminalidad es que, cuanto menor sea la eficiencia de las autoridades policíacas y judiciales para apresar y castigar a un delincuente, respectivamente, tanto mayor será la diferencia entre la cifra real de delitos y la de presuntos criminales.

Si bien es cierto que las autoridades resaltan a la entidad hidalguense por debajo de la media nacional en materia de inseguridad, lo cierto es que mientras menos casos de criminalidad sean denunciados, las mismas autoridades desconocen el índice real de la delincuencia en Hidalgo, lo cual significa que el discurso oficial, al igual que los órganos de justicia, están rebasados por el delito, que ya tocó coyunturas copulares.

Se debe mencionar además que, aun cuando en los últimos años las autoridades publican el número de denuncias por actos criminales, aún no se cuenta con un registro confiable sobre la delincuencia.

El que no se denuncien los delitos y, por ende, exista un número relativamente reducido de denuncias, ciertamente no equivale a que el problema del crimen sea menor o se esté reduciendo, como argumentan las autoridades.

Como opción para solventar el problema de la subdeclaración y conocer la cifra real de la delincuencia en Tepeapulco, es buscar fuentes alternas de información sobre dicho fenómeno.
En ese renglón, los medios de comunicación cumplen un papel esencial, a quien las propias autoridades de Hidalgo insisten en obstruir su desempeño.

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