lunes, 24 de noviembre de 2008

Bruguera

Luciano vaticinó la derrota del PRD

Por José Luis Pinedo Fernández*

Febrero 25, 2008

Los resultados electorales del 17 de febrero no fueron sorpresa para nadie.

El PRI anunciaba desde hace varias semanas su poderío institucional. Apostó ganar las 18 curules del Congreso local por el principio de mayoría relativa.

En tanto, el líder estatal del PRD, Luciano Cornejo Barrera, una semana antes de las elecciones, reveló en exclusiva a Agencia SPP que ninguno de sus candidatos alcanzaría el triunfo.

Así respondió a este columnista: “El PRD ve difícil ganar las elecciones”. Y en esos mismos términos se publicó en la edición del primero de febrero.

Sin ambages, el dirigente del sol azteca ni siquiera insinuó la menor posibilidad de que alguno de los abanderados de este instituto político alcanzaría un distrito, con todo y que Alejandro Nochebuena Miranda, de Apan, vociferaba un adelantado aplastamiento, con más de 10 puntos de ventaja, “según encuestas de la UNAM, contra ese bribón del PRI que anda por ahí, que ni sus propios correligionarios reconocen como candidato”, aseveró en un mitin político el 9 de febrero.

Pues que sería del abanderado del PRI si hubiera tenido el consenso de su partido, cuando los resultados mostraron que “ese bribón del PRI” dobló la votación a Nochebuena.

Lo irónico del “pejecito de Apan”, quien por cierto hace alarde de sus destrezas como un exagerado fanfarrón y enajenado revoltoso, que hasta gesticula el estilo de discursear de AMLO, hace las mismas arengas del tabasqueño y hasta pierde las elecciones con la misma rabia constipada de su maestre, es que nunca percibió que la única forma de hacerlo a un lado de las filas del perredismo es haberlo expuesto al sistema para su aniquilación.

Si bien es cierto que Nochebuena se figuraba una estrecha relación con “El Peje”, además de presumir sus ligas con el ex jefe de gobierno del DF, Alejandro Encinas, dos factores que suponía le traerían la victoria, lo ocurrido el pasado domingo sólo dio prueba de que la ciudadanía tiene un claro concepto de los protagonistas políticos, y tanto la cúpula perredista como su séquito de mesnadas no convencen con el discurso de la insurrección.

El desprestigiado forcejeo de AMLO ha conseguido enrolar a las “generaciones perdidas”, como Nochebuena y su horda, en la misma dinámica de rebelión contra las instituciones y sus autoridades, por las mismas que aspiran representar en la Legislatura hidalguense.

Pero esa historia se escribió a lo largo de 60 días de proselitismo y quedó sellada en el olvido para los partidos “chiquitos”. Luego de los comicios del domingo nadie se acordará por mucho de que hubo visos de oposición.

Por ahora, el júbilo electoral sólo estará avivado por el incandescente trote de los recién electos parlamentarios, que dicho sea de paso, tampoco convencieron a una abrumadora mayoría de electores que prefirieron desconocer la vigencia de la democracia y refugiarse en un auténtico derecho del liberalismo: el abstencionismo, que por cierto, casi no fue muy notorio. ¡Sólo llegó a 65 por ciento del padrón!

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